Es el servicio que dota de sentido al proyecto, ya que desarrolla la labor que necesitan los/as usuarios/as para poder llevar a cabo su vida independiente. Para ello se dispondrá de servicios de asistencia personal y de coordinación y gestión de servicios de pago directo a los/as usuarios/as, de manera que éstos/as controlen y paguen su propia asistencia personal, pero obtengan a través del proyecto la cobertura administrativa necesaria en la justificación de los pagos y los servicios de apoyo necesarios para poder encontrar y contratar la asistencia personal que precisen, y que será compartida por las personas que residan en la vivienda.
La asistencia personal abarca un ancho abanico de tareas, pero en este proyecto se concretan en las siguientes:
– tareas relacionadas con la persona (higiene, vestir, necesidades fisiológicas, administración de medicamentos, etc.) tareas relacionadas con el hogar (limpieza, hacer camas, ordenar la ropa, usar electrodomésticos, cocinar, etc.)
– tareas relacionadas con la comunicación (interpretación en lengua de signos, interpretación en sistemas alternativos y o/aumentativos de comunicación, etc.)
– tareas excepcionales (situaciones imprevistas, crisis de la persona asistida, etc.)
– tareas especiales (relacionadas con la sexualidad, en ayuda de la preparación para mantener relaciones sexuales u otras expresiones de ésta)
Los gastos que supondrían para la Administración pertinente la asistencia personal en una vivienda asistida no deberán superar las de la atención en una residencia. En una vivienda asistida el/la asistente/a personal realizaría tareas diversas y en una residencia hay personal especializado para cada tarea, hecho que necesariamente encarece el presupuesto. Por otra parte, las tareas de acompañamiento (hacer gestiones, trabajo, estudios, compras, viajes, ocio, etc.) y otras tareas especiales se podrían cubrir con las horas de la prestación de asistencia personal que le correspondiera a cada usuario/a vía Ley de Autonomía Personal, prestación que debería ser compatible a las viviendas asistidas. Un punto muy importante en el funcionamiento de las viviendas asistidas es que la filosofía de la vida independiente ha de estar siempre presente. Es decir, las personas residentes deben ser en todo momento quienes tomen todas las decisiones sobre sus propias vidas y participar en las que afectan en la marcha de la vivienda.
Este servicio va dirigido a proveer a la Persona con Diversidad Funcional y Dependiente, bienestar, apoyo en el aspecto personal, comodidad, seguridad e integración dentro de la comunidad y sociedad, en las áreas de higiene y mantenimiento, tareas de movilidad y tareas de apoyo en el hogar, y transporte, operando bajo el principio de control del consumidor/a.
La Asistencia Personal facilita tareas relacionadas con:
– Movilidad en el hogar.
– Alimentación y provisión de alimentación y bienes necesarios.
– Aseo e higiene personal.
– Apoyo en el hogar.
– Ayuda en la preparación de las condiciones necesarias para la expresión de la sexualidad.
Paralelamente debería habilitarse una Oficina de Vida Independiente (OVI) que intervendría en la resolución de posibles conflictos y apoyará a los/as usuarios/as en los cambios que precisen.
Se trataría, en suma, de apoyar el desarrollo personal del individuo en los siguientes aspectos:
– La capacitación profesional en asistencia personal.
– Los apoyos específicos que necesita para desarrollar y controlar su vida.
– La formación o capacitación de sus redes de apoyo o familiares.
– El asesoramiento para la eliminación de barreras en el hogar y en su entorno habitual.
– El asesoramiento para el acceso a la formación general.
– El asesoramiento para la participación en el ocio general.
– La integración sociolaboral.
– El acceso al transporte.
– Y todo aquello que les permita ser los y las protagonistas de su vida.
Las y los receptores de servicios son aquí consumidores/as, reconociendo su capacidad para actuar y decidir qué quieren para sus vidas. La OVI colabora con las instituciones y organizaciones públicas y privadas para el mejor aprovechamiento de los recursos que éstas promueven en apoyo a las personas con diversidad funcional.